Brescia, los itinerarios
Artísticos
Brescia, “leona de Italia” como la definió Carducci por su heroica resistencia contra el ejército austriaco (1849), ofrece muchas atracciones imperdibles para los amantes de las ciudades de arte italianas.
- El Monasterio de Santa Giulia;
- Plaza della Loggia;
- Plaza dei due Duomi (de las dos catedrales);
- El Templo Capitolino, declarado Patrimonio de la humanidad por la UNESCO;
- La Pinacoteca Martinengo;
- El Castillo;
- El Teatro Grande;
- Brescia subterránea.
Enogastronómicos
La cocina de Brescia es variada y sabrosa, a base de carne, productos lácteos y cereales.
Entre los platos típicos hay que mencionar los casoncelli, unos deliciosos ravioles en forma de medialuna rellenos de carne, queso parmesano y hierbas aromáticas, condimentados con muchísima mantequilla fundida aromatizada con salvia.
Otro plato fuerte es la célebre polenta taragna, enriquecida con el apreciado queso bagoss, una verdadera excelencia del territorio.
Unos platos tan ricos necesitan ser acompañados por vinos adecuados y de calidad, que abundan en el territorio de la Franciacorta.
La velada puede iniciar con el típico aperitivo de Brescia, el Pirlo, a saborear bajo los amplios pórticos del Santellone o bien en los locales de moda del centro histórico, con cáscara de limón, vino blanco, bíter rojo y seltz.
La naturaleza
La Provincia de Brescia, además de los Parques y las Reservas más famosas, ofrece recorridos alternativos para quienes aman descubrir nuevos itinerarios en la naturaleza.
Un ejemplo emblemático es el Buco del Frate, una gruta con desarrollo vertical de 53 metros que preserva imponentes restos fósiles.
Las dolinas kársticas presentes en el Altiplano de Cariadeghe son otro testimonio de la forma en que el agua ha jugado con la roca a lo largo del tiempo, creando morfologías totalmente peculiares.
La Reserva de las Incisiones Rupestres preserva las famosas incisiones Patrimonio Mundial de la humanidad Unesco, que documentan la vida de los hombres que vivieron hace 10.000 años.
Por último, la Reserva Natural de las Turberas del Sebino, un área de gran interés naturalístico que regala colores maravillosos especialmente al atardecer, y permite admirar animales como el airón rojo y el aguilucho lagunero.